
El cacahuate o
Arachis hypogaea también conocido como cacahuete o maní, es una planta de la familia de las leguminosas (o fabácias). Esta es una planta originaria de américa y los frutos crecen en el suelo en una cáscara o vaina leñosa y produce de una a cinco semillas. Se cree su origen es peruano. El origen del nombre cacahuate proviene de náhuatl:
cacahuatl que significa cacao pero el nombre completo es
tlalcacahuatl que significa "cacao de la tierra" en donde se le antepone la palabra
tlalli: tierra. Bueno, todo esto lo encontré en la Wikipedia y lo anexo aquí para abrir un preaúmbulo a mi historia.
Cada vez que como cacahuates me encuentro cáscaras de cacahuates entre los cacahuates comprados. Normalmente esto haría enojar a los compradores debido a que se sienten esquilmados por recibir cáscaras en lugar de cacahuates completos, se enojan porque encuentras cacahuates partidos en lugar de cacahuates completos. Estos últimos son mas entendibles que las cáscaras ya que normalmente al ser procesados los cacahuates son de alguna forma enviados en sacos u otros recipientes y usualmente para hace esto se utilizan palas u otra herramienta metálica que puede quebrar los preciosos frutos. A mí esto no me enoja sino que me divierte y me hace transportarme a mis felices años de mi niñez.
En mi natal Hermosillo, mi abuelo, don Jesús Cruz era comerciante en aquella época y tenía una tienda de barrio bastante bien surtida con cosas esenciales de abarrotes. Recuerdo que vendía pan el cual era entregado muy de mañana a la puerta de su casa en una canasta grande de carrizo. Vendía tambien quesos, refrescos, dulces, harina, frijol, sal, aceite, manteca... si, ya creo que ya todo mundo entiende que siendo la tienda del barrio tenía que tener casi de todo esto. Pero sin duda alguna lo que mas me llamba la atención a mí después de los dulces, refrescos y de las conchas de pan, lo era el cacahuate.
Don Jesús era distribuidor de cacahuate a los mercados hermosillenses y el también vendía en su tienda. El cacahuate era traido de San Pedro de la Cueva, Sonora y mi abuelo lo tostaba, lo empcaba en sacos de ixtle y los vendía. Recuerdo muy bien todo estos pasos de la distribución del sabroso fruto ya que de una forma u otra yo participé en cada uno de estos pasos. Tal vez mi primera experiencia era en realidad el último paso: la degustación. Siempre recuerdo el sabor delicado que mi abuelo le daba al cacahuate con un perfecto tostado, no recuerdo mas que un cacahuate que comí en Miami, en la feria. Recuerdo que me acerqué a una carretita que vendía pequeñas bolsas a cinco dólares cada una. El precio era exorbitante en realidad pero mi olfato experto en un buen cacahuate tostado no reparó en aventurarse y el primer cacahuate que comí hizo vibrar todas mis papilar gustativas sacudiendo los recuerdos arrinconados en mis neuronas. ¡Creo que aburrí a mi esposa con todas las aventuras cacahuateras de mi infancia todo ese día!
Recuerdo que alegría me daba ver llegar a mi abuelo en su pick-up verde, la alegría era doble porque yo adoraba a mi abuelo y también porque le ayudaba a descargar lo que traía de San Pedro. Lógicamente la carga principal era el cacahuate que lo descargabamos con palas del pickup a una lona en el suelo. Mi abuelo utilizaba un pala de mango largo y me daba a mí una pala pequeña que tenía, yo siempre he creido que el se consiguió esa pala para mi. Se paleaba el cacahuate a la lona y después, utilizando una carrucha (carretilla en el slang sonorense) se llevaba debajo de un tejabán (cobertizo) en donde se encontraba también la tostadora. Esta era cilímdrica y era muy gruesa y creo que esta particularidad era la que le daba el perfecto tostado al cacahuate. Después de tostado el cacahuate pasaba al techo en donde se almacenaba antes de su distribución.
En la parte superior del tejabán eran en donde se centran mis recuerdos... subíamos armados de sal, un paquete de chile en polvo "Doña María", limones arrancados del limonero de mi abuela y de un recipiente. Jugabamo a hacer maromas, luchas... sobre el cacahuate y después, ya cansados nos sentabamos a pelar cacahuates y los depositabamos en el recipiente, le echábamos el jugo del limón, sal y el chile en polvo y a comer cacahuates... ¡que cosa mas rica! Por eso no me enoja el encontrarme las cáscara y lo cacahuates partidos, eso me hace pensar que todavía hay niños que juegan sobre el cacahuate y lo comen al igual que yo lo hacía! Mientras hayan estos rastros, sé que hay niños felices como yo lo fuí!
Así es que ustedes, que ya saben el secreto de las cáscaras de cacahuate sonrían e imagínense a esos niños felices riendo y jugando!